martes, 2 de mayo de 2017

¿Hacia una sociedad más idiota?

Recientemente hemos podido leer en diferentes medios sobre la desaparición de la asignatura de Literatura Universal del bachillerato. Y, claro, de golpe, muchos nos lanzamos a criticar la decisión y advertir de la inminente llegada del apocalipsis. Es lo que tienen las redes sociales y la sociedad de la prisas y la desinformación en la que vivimos; una segunda lectura, más calmada nos vuelve a aportar los matices que dibujan una noticia algo diferente. Resulta que la desaparición de la asignatura no es tal realmente, sino que deja de ser optativa en segundo de bachillerato y pasa a primero. Evidencia, en cualquier caso, que no hay intención, al menos de momento, de apostar demasiado por la literatura como pilar de la educación de los jóvenes, como sucede con la filosofía

Se confirma, por tanto, que la asignatura ha quedado definitivamente relegada a un segundo plano, después de que hace tiempo ya se fusionasen en una sola los conocimientos de Lengua Castellana y Literatura. Y conviene recordar que el docente correspondiente es responsable de la comprensión lectora, de la ortografía, de la expresión, de los comentarios de texto, de los análisis sintácticos, de los conocimientos literarios... Vamos, de nada importante, por lo que se ve, para quienes tienen el poder de decisión. 

Recuerdo que no hace tanto, cuando uno cursaba BUP unas tres décadas atrás, se estudiaba Lengua Española en primero, Literatura en segundo y Lengua Española en COU. Además, quienes como yo optasen por la llamada rama de Letras podían cursar, si no me falla la memoria, Literatura Española como optativa en tercero y en COU. Todo ello sin contar con Latín, Griego y Filosofía, que también contaban con su espacio propio.

No se la han cargado de golpe; lo están haciendo poco a poco, sin que se note demasiado. Está claro que no están por la labor de enseñar a los jóvenes de hoy y de mañana a razonar. a leer, a preguntarse cosas, a analizar con espíritu crítico, porque hay quienes prefieren que se sigan dando pasos hacia una sociedad más idiota, más sumisa, menos libre. Ahí radica la importancia de la cuestión.

Hay una realidad incuestionable que tampoco debemos obviar: los jóvenes, por regla general, no sienten atractivo por la literatura. Se lo leía recientemente a un lector en una carta al director de un diario. Y no le falta razón. La sociedad actual lo impide y el sistema educativo, desde luego, no hace nada por remediarlo. Me pregunto si también cada uno de nosotros intentamos hacer algo para remediarlo o preferimos mirar hacia otro lado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario